domingo, 27 de octubre de 2013

EVALUACIÓN CONTÍNUA

Mi amigo Manu -un abrazote desde aquí- con quien, desde que nos conocimos ya hace siete años en las calles de París, mantenemos un intercambio de poemas, canciones, películas, libros, danzas y tertulias, a la vez que aprovechamos el mínimo resquicio para ponernos en la piel de Oliveira y Maga; me envió esta semana una inmensidad de poema que quiero compartir con el mundo.



Creo que se trata de un poema que está estrictamente relacionado con las comisuras de hacerse mayor, y estar más conforme con nuestra suerte y ser más maduros y más serenos. Así que creo que es un buen recordatorio para pararnos a mirar qué es lo que llevamos logrado hasta ahora y lo que queda por recorrer. Espero que lo disfrutéis.

Después de un tiempo, 
Uno aprende la sutil diferencia 
Entre sostener una mano 
Y encadenar un alma.

Y uno aprende 
Que el amor no significa acostarse. 
Y una compañía no significa seguridad.
Y uno empieza a aprender ... 
Que los besos no son contratos.
Y los regalos no son promesas.
Y uno empieza a aceptar sus derrotas.
Con la cabeza alta y los ojos abiertos.

Y uno aprende a construir.
Todos sus caminos en el hoy, 
porque el terreno de mañana 
es demasiado inseguro para planes ... 
Y los futuros tienen una forma de 
caerse en la mitad. 

Y después de un tiempo 
Uno aprende que si es demasiado 
hasta el calorcito del sol quema. 

Así que uno planta su propio jardín 
y decora su propia alma.
En lugar de esperar a que alguien 
le traiga flores. 
Y uno aprende que 
realmente puede aguantar, 
que uno realmente es fuerte, 
que uno realmente vale, 
y uno aprende y aprende, ... 
Y con cada día uno aprende. 

Jorge Luis Borges (basado en un poema de Shakespeare)

4 comentarios:

  1. Ay, y cuando creemos que ya sabemos todo
    nos damos cuenta de que aun nos quedan muchas
    cosas por aprender... Que gusto encontrarse en la vida
    con gente tan Lucida como tu, Maga...

    Fuerza y alegria !

    ResponderEliminar
  2. Oliveira: Yo creo que nunca llegaremos a saberlo todo... Ni aún cuando seamos viejitos y arrugados y nos sentemos al Sol a intercambiar poemas.
    El gusto es mío, Oliveira. Besazo.

    ResponderEliminar