domingo, 1 de mayo de 2016

SIMPLEMENTE



Yo lo que creo es que debía mirarme un poquito y no pensar tanto. Me gusta mucho que me mires. Lo hice, y la presión de sus dedos se intensificó. Gracias -dijo-. ¿Probamos a aguantar un rato sin decir nada, a ver qué pasa? Y de pronto, la vida se había remansado en el trecho que mediaba entre sus ojos y los míos, había empezado a fluir transparente y mansa, como las aguas de un río al que te puedes abandonar sin miedo.

Nubosidad Variable. Carmen Martín Gaite.

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